Navaherreros Tinto de Bernabeleva
Navaherreros Tinto de Bernabeleva
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Navaherreros tinto
Vino de Madrid muy bien valorado por los expertos, que destacan su carácter vibrante, la complejidad de sus matices y una personalidad única, mezcla de las cualidades de los distintos parajes de los que procede su uva.
Sabroso, afrutado, de final persistente, un vino tinto que desvela nuevos detalles en cada copa.
Cata Navaherreros tinto
A la vista destaca con un intenso color cereza.
En nariz exhibe una gran variedad de aromas, desde frutas rojas maduras a toques minerales, notas de cacao y especias.
En boca es un vino tinto sabroso y afrutado, de cuerpo medio y taninos marcados. Se reconoce el carácter de la garnacha en su final, largo, seco y equilibrado.
Elaboración
Cultivada bajo el máximo respeto por el viñedo y su entorno, la garnacha de este vino de Madrid proviene de varios parajes. Cada viñedo se vendimia y vinifica por separado y en depósitos de diferentes materiales, madera, hormigón o acero inoxidable, para extraer la máxima expresividad de cada uva.
Después se ensambla y envejece durante 12 meses en barricas de roble francés.
Viñedo
Navaherreros tinto no nace de un solo viñedo, sino de varios. Con edades comprendidas entre 40 y 80 años, cada uno se sitúa en un paraje distinto, con su propia orientación, su tipo de suelo y sometido a un microclima específico. Así ,este vino de Madrid es un monovarietal de garnacha, sí, pero a la vez, es una mezcla de sabores de terruños diferentes.
Maridaje Navaherreros tinto
Abre una botella de Navaherreros tinto cuando vayas a tomar quesos curados y embutidos ibéricos, para acompañar guisos de caza o arroces de carne, con carne roja a la parrilla, estofada o al horno.
Puntuación y premios
2022 - 92 PK
2021 - 93 PK
2019 - 92 PK
Sistema de calificación Parker
2022 - 91 PN
2021 - 93 PN
Guía Peñín
Bodegas Bernabeleva
Bernabeleva es hoy una reconocida bodega de la D.O. Vinos de Madrid cuyas elaboraciones son muy bien recibidas por expertos y amantes del vino.
Nace en 1923, cuando el Dr. Vicente Álvarez-Villamil compra la finca que da nombre a la bodega en San Martín de Valdeiglesias, a los pies de la Sierra de Gredos. Es precisamente la ubicación de sus parcelas, a entre 600 y 830 metros de altitud, junto con las peculiaridades de cada paraje, la orientación y el entorno lo que proporciona a sus vinos tintos y vinos blancos una mineralidad y frescor excepcionales.
Durante años, los descendientes de su fundador cuidaron las viñas y en 2007 sus bisnietos refundaron la bodega madrileña que cuenta hoy con 35 hectáreas de viñedos de entre 25 y 80 años.
Cuidan las vides bajo los principios de la agricultura sostenible para conseguir extraer con naturalidad las características del terruño y destacar la personalidad de la uva.
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